EL PALITO DE MORINGA DE MI PAPY
Estas son unas semillitas que estoy tomando
a diario para equilibrar mi sistema inmunológico, son un hallazgo de mi papá
que siempre está buscando remedios alternativos naturales para contrarrestar
los síntomas de mi Lupus. “La Moringa o “Moringa oleífera”, es un árbol
originario de norte de India. Crece en casi cualquier tipo de suelo, incluso en
condiciones de sequía, por eso los científicos recomiendan a las poblaciones que
lo cultiven para alimentarse; contiene un alto contenido de proteínas,
vitaminas, minerales y una cantidad excepcional de antioxidantes que le
confieren cualidades sobresalientes en la nutrición y salud humana”.
Tengo conocimiento de los beneficios de la
Moringa, porque mi papy intentó inútilmente cultivarla en el jardín de nuestra
casa, hará unos diez años. Digo que “intentó inútilmente”, porque mi Pá es un
hombre sumamente culto, un manantial de conocimiento, con un montón de títulos,
el hombre más inteligente y sabio que conozco, pero la agricultura no se le da
jajajaja.
Corría el año 2004 cuando mi padre llegó muy alegremente a la casa con una bolsa llena de semillitas picaronas y me dijo: “Mirá Vero, éstas son semillas de Moringa, son excelentes para la salud, si te comes dos diarias se te van a subir las defensas, las voy a sembrar, porque hasta los palitos y las hojas tienen propiedades beneficiosas para la salud. Dicho y hecho, agarró un huacal de zin que estaba en el patio, le echó unas paladas de tierra y sembró las semillas. (Zin, es la forma que la gente de oriente tiene para decir que algo es de metal de hojalata, no me pregunten por qué, porque no tengo ni peregrina idea).
Corría el año 2004 cuando mi padre llegó muy alegremente a la casa con una bolsa llena de semillitas picaronas y me dijo: “Mirá Vero, éstas son semillas de Moringa, son excelentes para la salud, si te comes dos diarias se te van a subir las defensas, las voy a sembrar, porque hasta los palitos y las hojas tienen propiedades beneficiosas para la salud. Dicho y hecho, agarró un huacal de zin que estaba en el patio, le echó unas paladas de tierra y sembró las semillas. (Zin, es la forma que la gente de oriente tiene para decir que algo es de metal de hojalata, no me pregunten por qué, porque no tengo ni peregrina idea).
Religiosamente, mi papy se levantaba por las
mañana a regar la tal Moringa, hasta que un día germinó y empezó a dar hojitas,
mi Pá bien contento no veía la hora de cosechar las semillitas milagrosas. Pasó
el tiempo y aquella plantita empezó a crecer y a convertirse en un palito
delgado lleno ramas con hojitas verdes; a medida iba aumentando de tamaño, mi
papy le ponía cuñitas alrededor para que no se torciera y creciera derechito. Era
tanto el amor que le profesaba a aquel palito, que llegué a pensar que lo
quería más que a mí... en serio.
Llegó el mes de mayo y con él, las lluvias características
de la época, entonces mi papy dijo: “Yo digo que ya es tiempo de pasar la
Moringa al suelo”, dicho eso, le hizo su espacio en el patio, lo preparó con
esmero en el mejor lugar, donde daba el sol; un rincón de tierra fértil para la
Moringa. El traslado se tenía proyectado para un fin de semana en que él no iba
a ir a trabajar, le dedicaría toda la mañana a aquella empresa. Se llegó el
viernes que se anticipaba al fin de semana de la plantación y justo esa noche
se desató una tormenta huracanada de esas que sólo se ven en mi pueblo, se
cayeron postes del tendido eléctrico, volaron techos de lámina, hubo inundaciones;
en fin, pasamos esa noche sacando el agua que se colaba por las paredes.
A la mañana siguiente, lo primero que hizo
mi papy fue salir a ver los destrozos del patio, unos segundos después
escuchamos un grito desgarrador: “!!!POR LA GRAN PUTA!!!”... todos salimos
corriendo a ver lo que había sucedido. Y es que mi papy no dice malas palabras,
nunca pierde la compostura y al escucharlo maldecir, nos temimos algo grave. Nos
apresuramos al patio para atestiguar la desgracia inminente y con el
corazón en la boca le preguntamos: ¿Qué pasó?, a lo que mi papy respondió angustiado: “¡¡¡Se me
jodió la Moringa!!!... mi hermana y yo no pudimos contener la risa jajajajajaja
era una escena dantesca, aquel otrora arbolito floreciente, había sido reducido
a chiriviscos quebrados que yacían inertes en el suelo lodoso, meses y meses de
primorosos cuidados, allí, todos hechos mierda jajajaja, lo recuerdo y todavía
me parto de risa. Les juro que no es crueldad, pero ver a mi papy putiar hasta a las
paredes es una de las cosas más graciosas que he visto en mi vida.
Recogimos los restos del palito de Moringa y prometimos volver a plantarlo, pero luego nos mudamos y aquellos palos quedaron olvidados en algún rincón de la nueva casa. No volvimos a tocar el tema, hasta hace un par de meses cuando mi papá regresó del trabajo consternado diciendo: “Mirá, allá por la oficina estaban vendiendo diez semillas de Moringa en seis dólares, imaginate, ¡¡¡seis dólares!!!”, entonces volví a recordar la pasada y me dije a mi misma: mi misma, tenés que escribir sobre esto, para que quedara constancia.
Unos días atrás mi papy regresó del pueblo con una bolsa de media libra, llena de las semillas de Moringa y me dijo: “Mirá, a dos dólares me las dieron, te tomás dos diarias y guardá unas para que las sembrés en el patio”. Así que allí estoy, pensando dónde putas sembrar las mentadas semillas para darle gusto a mi viejo, a ver si finalmente se nos hace tener en la casa un palito de Moringa, ojalá que me germine, a ver si no se me destorta también con alguna tormenta.
Recogimos los restos del palito de Moringa y prometimos volver a plantarlo, pero luego nos mudamos y aquellos palos quedaron olvidados en algún rincón de la nueva casa. No volvimos a tocar el tema, hasta hace un par de meses cuando mi papá regresó del trabajo consternado diciendo: “Mirá, allá por la oficina estaban vendiendo diez semillas de Moringa en seis dólares, imaginate, ¡¡¡seis dólares!!!”, entonces volví a recordar la pasada y me dije a mi misma: mi misma, tenés que escribir sobre esto, para que quedara constancia.
Unos días atrás mi papy regresó del pueblo con una bolsa de media libra, llena de las semillas de Moringa y me dijo: “Mirá, a dos dólares me las dieron, te tomás dos diarias y guardá unas para que las sembrés en el patio”. Así que allí estoy, pensando dónde putas sembrar las mentadas semillas para darle gusto a mi viejo, a ver si finalmente se nos hace tener en la casa un palito de Moringa, ojalá que me germine, a ver si no se me destorta también con alguna tormenta.
Cuando en oriente decimos "zin" equivale a "zinc". Antes, en la era de los abuelos XD, solían utilizar abundantemente los utensilios hechos con zinc (ollas, pailas y toda onda).
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