PORNOGRAFÍA VENGATIVA, EL ÚLTIMO RECURSO DE LOS COBARDES


"Todo cuanto sobre las mujeres han escrito los hombres,
debe tenerse por sospechoso, puesto que son juez y parte a la vez".
POULAN DE LA BARRE.

Un año exacto ha pasado desde que fue noticia de titulares, la humillación pública de una mujer víctima de la pornografía vengativa. Ahora, de nueva cuenta, los medios de comunicación virtual encienden la hoguera como en los tiempos de la Santa Inquisición, con el agravante que esta vez se trata de mujer vinculada a la política nacional. Hordas de cibernautas hambrientos, se aglomeran pidiendo a golpe de teclado “un link” que les permita tomar parte del acontecimiento: Un seno expuesto, una cadera, una insinuación de vulva, lo que sea para saciar el morbo. La polémica está servida y tiene muchos comensales.

La pornografía vengativa es la difusión de un contenido de naturaleza sexual que ha sido divulgado sin el consentimiento de quien aparece en él. Es la forma perfecta de denigrar públicamente a una persona, exponiendo su intimidad a cualquiera que tenga acceso a una plataforma virtual, es el recurso de los cobardes cuyas frustraciones personales les orillan a externar su evidente resentimiento de la manera más miserable.

Paradójicamente, cuando la figura expuesta es la de un hombre, todos lo celebran, se leen las ovaciones de los que glorifican la hazaña, como si se tratase de un espartano regresando victorioso de la guerra. Pero si se trata de una mujer, las injurias no se hacen esperar, la misoginia latente en sus podridos corazones se manifiesta ipso facto, esperan su turno para dejar plasmados sus discursos soeces, descargan en la mujer expuesta sus más infames lascivias, su morboso desprecio por la desnudez y la sexualidad femenina en cualquiera de sus manifestaciones.

“Es una puta”, dicen unos, “no se da a respetar”, comentan otros, “¿para qué se dejan grabar?”, argumentan los más condescendientes. Siempre se desplaza la culpa hacia la mujer, porque nadie se ha preguntado quién difundió el video. De alguna manera nadie responsabiliza a quien comete el delito de Difusión de Pornografía, claramente tipificado en el artículo 51 de La Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres. A nadie le importa, porque quien despierta hostilidad es el cuerpo femenino, esa desnudez impúdica y perversa que los incita a evocar sus instintos más primitivos, y sus más inicuos desenfrenos, la desean y la condenan al mismo tiempo.

Un particular fenómeno se suscita cuando estas noticias aparecen en primera plana, si los ultrajes llegan desde un emisor masculino, tendemos a racionalizarlo y no porque esté bien o porque sea correcto, sino porque sabemos que a ellos la sociedad los entrena sistemáticamente para reproducir actitudes desdeñosas y a veces crueles contra la mujer. Resulta incluso gratificante cuando se lee que un hombre reivindica las libertades femeninas y reprende a sus congéneres por los tratos denigrantes que aquellos profieren. Lo verdaderamente nefasto es observar cuando son las mismas mujeres quienes agreden, condenan y ridiculizan a otras mujeres por ser víctimas de exposición mediática.

Las mujeres que no se solidarizan con otras mujeres que son víctimas de la cultura machista, están asimiladas a un sistema que les dice cómo deben vestirse para no ser violadas, cómo tienen que hablar para no ser insultadas, cómo tienen que comportarse para no ser desacreditadas, cómo tienen que vivir para ser aceptadas. En conclusión, aceptan dócilmente que alguien le diga qué hacer y renuncian con complacencia a su sagrado derecho de ser ellas mismas, se adaptan a las reglas de los hombres, han perdido la capacidad de pensar y decidir por sí mismas, han cedido a otros el derecho a pensar por ellas. En ese orden de ideas, en alguna medida justifican y contribuyen a un sistema que tarde o temprano les dará la espalda, las señalará y las condenará como ahora ellas condenan.

Tres cosas tengo que decir respeto del caso del video sexual donde pudiera aparecer o no, la Licenciada Cristales:
  1. Si no es ella la que aparece en el video, está en todo su derecho de activar los mecanismos que la ley le habilita para aclarar el caso.
  2. Si es ella la que aparece en el video y lo niega, no la culpo, la justifico, porque ninguna mujer en sus cinco sentidos querría exponerse a la lapidación mediática, en un país donde es mal visto tener vagina y disfrutar del placer de tener una, es un pecado mortal que debe ser castigado con la humillación pública.
  3. Si es usted de los que dice que "para qué se dejó filmar",  necesita revisar y reflexionar mejor sus argumentos. Es preciso que la sociedad en general entienda que cuando una mujer consiente en el acto de registrar sus actividades sexuales a través de medios audiovisuales, no habilita implícitamente la difusión de ese material, se entiende un pacto tácito de confidencialidad entre los participantes y quien viola ese acuerdo comete un delito y además ejecuta un acto de cobardía, es a él a quien hay que juzgar.

Es preciso que como mujeres nos solidaricemos y dejemos de lado esos burdos prejuicios, despojemos a la sociedad y a los medios de ese poder que usan para denigrarnos y avergonzarnos a través de nuestra sexualidad. Sentido común señoras y señores, coherencia y un poco de empatía, eso es lo que nos falta como sociedad.


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