LOLA Y EL SEMENTAL
Esta es una de esas historias que
me encanta contar, porque confirma que en el tema de los desencantos, las
metidas de pata y los errores de cálculo no estoy sola en el universo y que así
como yo he tenido la desgracia de encontrarme en el camino con trogloditas de
la vagina, existen muchas otras mujeres que han corrido mi misma suerte.
“Dime de lo que presumes y te
diré de lo que careces”, dice aquella frase de la sabiduría popular, y es
precisamente sobre ese imperativo categórico en el que se fundamenta esta
anécdota. Le sucedió a Lola, Lola es una amiga mexicana, muy guapa, en sus
treintas, Ingeniera Industrial, mujer independiente y soltera.
Lola conoció a Paolo en el
aeropuerto, Paolo es un extranjero de buen ver, soltero, en sus cincuentas,
profesional exitoso de buen perfil. Inmediatamente hicieron click y empezaron
una amistad virtual, pues dadas las ocupaciones de Paolo que viaja mucho por
trabajo, no podían permitirse más. La amistad epistolar se convirtió pronto es una potencial relación y con
el tiempo, como es de esperarse, las conversaciones se tornaron más íntimas
hasta desembocar en los detalles sobre sus preferencias sexuales.
Lola y Paolo se conectaban a
diario por Skype, esto les permitía aventurarse más a intimar y no perder
detalle sobre la anatomía del otro, circunstancia que contribuyó a encender más
la calentura que ya tenían bien encaminada. En sus largas conversaciones, Paolo
hacía gala de sus proezas en la cama, se jactaba de ser un semental de alto
rendimiento y prometía dejarla renca cuando terminara con ella.
Después de un tiempo en esta
dinámica de consolarse mutuamente a distancia, finalmente Paolo estaría de
regreso en México, regresaba de un largo viaje de negocios y había preparado un
fin de semana de romance y sexo desenfrenado para él y Lola. La Lola no cabía
de la alegría, se imaginaba regresando en silla de ruedas de aquella aventura: Lisiada,
pero contenta.
Finalmente se llegó el día, Lola
y Paolo se encontraron como habían acordado y partieron hacia un hotel de playa
a las afueras de la ciudad para pasar ese tan esperado fin de semana. Durante
el trayecto no dejaban de tocarse, se comían con los ojos y no podían esperar a
estar solos en aquella habitación de hotel. La Lola había empacado su mejor
lencería e iba preparada para ser un deleite para los sentidos, de modo que se sentía completamente confiada y deseosa de ser comida de afuera hacia adentro.
Para cuando terminó de limpiarle
los intestinos, la pobre Lola albergaba la esperanza, aunque mínima, de que una
vez que la penetrara al menos el desempeño compensara las rozaduras que su pobre
culo y su ardida vagina acababan de sufrir, pero oh! sorpresa, aquellas
promesas de dejarla lisiada de placer se desvanecieron en cuanto Lola empezó a
sentir que ese enorme y bien dotado miembro iba perdiendo potencia a medida
pasaban los minutos, de nada sirvieron los trabajos manuales y orales que tuvo
que proporcionarle para mantenerlo erecto, una vez lograba penetrarla, la flacidez
se hacía presente y cuando conseguía mantenerlo firme por un tiempo, Lola no
sabía si él lo estaba disfrutando o permanecía pendiente de no perder la erección.
Intentaron de todo, incluso hubo
un momento en que según cuenta Lola, logró alcanzar un ritmo decente, pero a los
pocos minutos aquel semental se convertía en un anciano decadente frente a sus
ojos, parecía quedarse dormido encima suyo y nuevamente llegaba la flacidez. Como
un último recurso, se aventuraron al sexo anal, pero aquella hazaña fue
imposible, pues los niveles de decrepitud de aquel miembro eran tales que
impidieron la penetración por orificios más estrechas.
La faena terminó así, infructuosa
y decepcionante para la pobre Lola, pero no olvidemos que se trataba de un fin
de semana completo, tenía todavía que enfrentar además del sexo decepcionante,
la travesía de tener que convivir con este individuo. Sin embargo, Lola
recordaba que a nivel intelectual e interpersonal eran bastante compatibles y
pensó que seguramente si omitían el sexo, lo pasarían bien… otro error.
Cuenta Lola que el energúmeno se
la pasó viendo novelas el fin de semana completo, le dio instrucciones de no
hablar durante los capítulos porque no quería perder detalle. Cada vez que
salían a cenar no tenía ni una sola cortesía, no abría las puertas para dejarla
pasar primero, no le corría la silla para que se sentara, hasta las conversaciones
se tornaron incómodas, incluso tuvo la rudeza de comentar que dado que Lola es
mitad Española, sentía pena por ella, porque nunca había viajado a España. El
único detalle que tuvo fue el de no dejarla pagar la cuenta cuando ella se
ofreció a hacerlo. En pocas palabras, aquel educado semental extranjero se convirtió
en una versión cutre de Shrek. Lola llegó a pensar que había muerto y estaba en
uno de los círculos del infierno. Ahora, entre risas me comenta: “Me sentí como
una versión bizarra de mujer bonita: puta, sin la paga y sin el galán”.
Lola y yo nos hemos reído de
amores con la historia del patán extranjero. Es increíble que una tenga que
calarse tanto homínido bípedo que se llena la boca tratando de compensar a
punta de palabras todas sus carencias. No hay nada más patético que un tipejo
que presuma de buen amante y a la hora del encame de no sepa ni como comer un
coño. ¡Que la vagina es un área delicada, carajo, no es carne para trinchar!
Dicen que los caballeros no
tienen memoria, pero nosotras no somos caballeros y vaya que tenemos memoria. Es
menester por el bien de nuestras congéneres, poner en evidencia a estos patanes
penes flácidos para que en el futuro no sigan jugando con las dignidades de
otras féminas y más importante todavía, que no vayan por la vida lesionando
vaginas como si se tratara de carne de espetón.
Caballeros, tengan un poco de sentido común y no presuman de lo que no tienen, recuerden que muchas veces las mujeres nos abstenemos de evidenciar su pobre desempeño como una muestra de lástima y condescendencia para no lesionar su ya bastante lacerada virilidad, pero siempre tenemos a una amiga a quien confiarle nuestro desencanto y si esa amiga soy yo, seguramente sus miserias terminarán expuestas en un post. So be carefull i'll be watching you…
Muy bueno. Y muy cierto
ResponderBorrary nuevamente podes respeto y ve hablas de ellos comisarías si las mujeres tenemos memoria pero tambien hay quienes esas cosas tan íntimas nos la reservamos y no confiamos en ninguna amiga para andar hablando mal de los hombres porque en ningun relato veo que hayas estado satisfecha con ninguno entonces el problema eres tu ninfomana quizás o simplemente no te gustan los hombrws los odias
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